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Última actualización: 16 de febrero de 2021

A lo largo del desarrollo de la pandemia, ha habido controversia acerca de la mejor medicación para los tratamientos. La realidad es que, a falta de un tratamiento eficaz demostrado y específico, se ha ido probando con diferentes tipos de fármacos para hacer frente a los síntomas y complicaciones de la COVID-19. Se calcula que se han probado más de un centenar en todo el mundo. Entre los que más se han utilizado en la primera ola de la pandemia, podemos destacar:

 a) Paracetamol vs. Ibuprofeno: cuando se detectan síntomas inciales, como fiebre o tos, se recomendaba el uso de paracetamol o ibuprofeno como antitérmicos. Existió controversia sobre la adecuación del uso de ibuprofeno, dado que la Agencia Francesa del Medicamento había alertado ya en 2019 acerca de que este medicamento podría agravar infecciones (ver noticia). La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios comunicó que no existían evidencias sobre ello en el caso de la COVID-19 (ver comunicación). También se ha suministrado Nolotil como antitérmico. Y en agosto, apareció una noticia sorprendente, ya que un tratamiento aplicado en Argentina a base de ibuprofeno nebulizado revertiría la gravedad de la enfermedad, según un estudio. Más de 80 pacientes con disnea e hipoxemia presentaron una mejoría inmediata de los síntomas, mejorando la disnea, disminuyendo la frecuencia respiratoria y aumentando la saturación de oxígeno en algunos pacientes (ver noticia). Además, en junio, el Dr. Luis Miguel Torres, jefe Servicio de Anestesiología y Reanimación del Hospital Puerta del Mar de Cadiz y presidente de la Asociación Andaluza del Dolor y Asistencia Continuada, afirmaba que el paracetamol activaría 11 de 13 proteínas que tienen una importante disrupción en el sistema inmunitario y podría por tanto ayudar a provocar una grave inflamación en los casos graves de Covid-19, al contrario de que haría el ibuprofeno, que se comportaría como un inhibidor de siete de las proteínas que generan esa inflamación, activando solo dos, por lo que recomendaba evitar dosis altas de paracetamol mientras no se confirmara o desmintiera este extremo (ver noticia).

Ibuprofeno y paracetamol: para qué sirve cada uno y cuándo tienes que  tomarlos

Fuente: Vitónica

b) Hidroxicloroquina: uno de los medicamentos más utilizados y controvertidos, indicado para la malaria. Se han realizado numerosos estudios y comunicaciones sobre su adecuación o no, de forma que varios estudios clínicos de hidroxicloroquina no pudieron encontrar mejoras significativas en el tratamiento de la enfermedad, la reducción de la estancia hospitalaria, o la disminución de la gravedad o fallecimientos (ver estudio). Así, un estudio publicado en The Lancet llegaba a asegurar que la hidroxicloroquina no solo no era beneficiosa, sino también perjudicial, pero los autores del estudio se acabaron retractando porque las condiciones en las que se hizo no eran las adecuadas, y la prestigiosa revista retiró el estudio (ver noticia). Mediante un ensayo realizado por el investigador Oriol Mitjá, se ha demostrado también que la hidroxicloroquina no previene enfermar de COVID-19 si se empieza a suministrar a personas sanas (ver noticia). También hay preocupaciones sobre los efectos secundarios que puede causar. Mientras era un fármaco muy administrado en nuestro país al principio de la pandemia, lo cierto es que su uso ha ido disminuyendo y cada vez tiene más detractores entre el personal sanitario e investigador. Al parecer, inicialmente se observó que inhibía el crecimiento del virus en células de mono in vitro, pero se observó que en los humanos, al ruta de entrada que utilizaba el virus en las células era distinta, según investigadores alemanes (ver artículo). La propia OMS en octubre indicó que este tratamiento no era tampoco indicado (ver noticia). Otro estudio publicado el 10 de diciembre sobre un cohorte de 64.781 pacientes con COVID-19 tratados en 592 hospitales de EE.UU., concluía que el uso combinado de hidroxicloroquina y azitromicina se asoció con mayores probabilidades de mortalidad (ver estudio). 

Coronavirus España: Cloroquina e hidroxicloroquina: advertencias y posibles  reacciones adversas | Marca.com

Fuente: Marca

c) Remdesivir:  este medicamento con el que se trata el ébola ha sido el primero autorizado para tratar la enfermedad (ver noticia), avalado por diversos estudios como el publicado en The New England Journal of Medicine (ver estudio). La farmacéutica que lo comercializa estima un precio de tratamiento 2000 euros por paciente (ver noticia). No obstante, algunos expertos señalaban en su día que aún había ciertas cuestiones por resolver, ya que no está claro qué tipo de pacientes serían adecuados para recibir este tratamiento, ni la duración adecuada de la terapia, ni si puede tener algún efecto adverso si se combina con dexametasona u otros corticoesteroides. Además, el coste de producir y distribuir este fármaco a tan grande escala sería considerable, y no se conoce si ofrece un mayor beneficio que el uso de corticoesteroides, de los que hay mayor disponibilidad y a mucho menor coste (ver artículo). Además, en octubre, según un estudio de la OMS, se concluyó que no había mejoras con respecto a la mortalidad en los pacientes tratados con Remndesivir (ver noticia). Sin embargo, otro estudio que apareció en noviembre sí detecto alguna mejora, tras un ensayo doble ciego, aleatorizado y controlado con placebo: los pacientes que recibieron remdesivir tuvieron un tiempo de recuperación más corto que los que recibieron placebo y fueron más, hubo una duración más corta de la estancia hospitalaria (12 días frente a 17 días), y la mortalidad por todas las causas fue del 11,4% con remdesivir y del 15,2% con placebo (ver estudio).

Gilead fija un precio único para Remdesivir por debajo de su valor para  garantizar un acceso rápido - Gaceta Médica

Fuente: Gaceta Médica

d) Dexametasona: al parecer, hay indicios de que este fármaco (esteroides) reduce la mortalidad en casos de COVID-19 (ver noticia) (ver estudio). El 21 de septiembre, el Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP) formado por expertos de los estados miembros de la UE, concluyó que existe evidencia para considerar este medicamento como una alternativa eficaz en adultos y adolescentes mayores de 12 años con neumonía que requieren oxígeno (ver noticia). Este tratamiento ha demostrado reducir la mortalidad por COVID en pacientes con insuficiencia respiratoria grave. Este fármaco debe usarse solo en pacientes graves, y no está indicado para pacientes con síntomas leves, por sus efectos antiinflamatorios e inmunosupresores. La Agencia Española del Medicamento: "La evidencia de la Dexametasona es  sobre los pacientes más graves" - NIUS

Fuente: NIUS

e) Heparina: dado que la COVID-19 favorece la aparición de coágulos, se pauta la heparina como anticoagulante y así reducir los riesgos de trombos y otras afecciones (ver noticia). De hecho, un estudio realizado en España confirma que el suministro de anticoagulantes está relacionado con una reducción de la mortalidad por COVID-19 (ver artículo). En septiembre se conoció que la entrada del SARSCoV2 en la células se produce a través de los receptores ACE2, con la ayuda de una sustancia denominada heparán sulfato como cofactor, que es un polisacárido que existe en las membranas celulares. Por ello, la opción a usar heparina exógena, la cuál se uniría para reaccionar con el heparán sulfato, sería una estrategia adecuada para bloquear la entrada del virus a las células humanas (ver estudio).

Hitos de la farmacología. La heparina. - info-farmacia

Fuente: info-farmacia

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El virus entraría en la célula al unirse con un receptor ACE2 y un heparán sulfato de la membrana. La heparina suministrada reaccionaría con el heparán sulfato de las células, impidiendo que el virus pudiera entrar a las células para replicarse.

 

f) Estatinas: también se han realizado estudios que indican que este tipo de fármacos (contra el colesterol) pueden ser un aliado para disminuir la mortalidad por COVID-19 (ver publicación), posiblemente porque combaten las enfermedades cardiovasculares, que se asocian como un factor de riesgo en caso de contraer el COVID-19 (ver artículo). Las estatinas son conocidas por su efecto estabilizador del endotelio. El 10 de diciembre se publicaba otro estudio sobre un cohorte de 64.781 pacientes con COVID-19 tratados en 592 hospitales de EE.UU., en el que se observó que la administración de estatinas, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina y bloqueadores de los canales de calcio, se asoció con menores probabilidades de mortalidad (ver estudio).

g) Melatonina: Algunos estudios indican que la melatonina podría presentar beneficios a la hora de hacer frente al SARS-CoV-2. La melatonina es una hormona natural del cuerpo humano que presenta propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, además de su capacidad para regular el sueño. (ver noticia). También se cree que puede tener relación con una mayor mortalidad en pacientes de avanzada edad y la escasa mortalidad en niños y jóvenes, ya que los niveles de melatonina van disminuyendo con la edad (ver artículo). Según un estudio publicado en enero de 2021, la melatonina sintetizada en los pulmones actúa como una barrera contra el SARS-CoV-2, previniendo la expresión de genes que codifican proteínas en células como los macrófagos residentes en la nariz y los alvéolos pulmonares, y las células epiteliales que revisten los alvéolos, todos los cuales son puntos de entrada para el virus. La hormona, por tanto, previene la infección de estas células por el virus e inhibe la respuesta inmunitaria de modo que el virus permanece en el tracto respiratorio durante unos días, y finalmente se marcha para encontrar otro huésped. El descubrimiento de investigadores de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, podría suponer una idea de por qué algunas personas no están infectadas o no manifiestan síntomas de COVID-19. Además, sugiere la posibilidad de la administración nasal de melatonina, en gotas o en forma de spray, para prevenir el desarrollo de la enfermedad en pacientes presintomáticos (ver noticia).

h) Azitromicina: este antibiótico, como tal, no combate el virus en sí, pero sí combate posibles infecciones bacterianas secundarias a la COVID-19 (ver artículo). Sin embargo, algunos estudios alertan de que no solo puede que no sea útil, sino que en algunos casos podría ser hasta perjudicial, al relacionarse con la aspergilosis pulmonar invasiva (IPA), una complicación relativamente frecuente en pacientes con COVID-19 grave, responsable de una mayor mortalidad. La azitromicina, que se sabe que tiene propiedades inmunomoduladoras, puede contribuir a aumentar la susceptibilidad de los pacientes con COVID-19 a la IPA (ver estudio).

i) Vitamina K: también hay estudios que sugieren que esta vitamina podría regular la coagulación y prevenir problemas en los pulmones (ver noticia).

j) Vitamina D: También existe debate acerca de si la vitamina D es beneficiosa de cara a la evolución de la enfermedad; esta vitamina es beneficiosa contra las infecciones del tracto respiratorio, aunque hay expertos que indican que no existe evidencia de que aporte ningún beneficio (ver noticia), y no está clara la correlación entre los niveles de vitamina D y la severidad de la enfermedad (ver estudio). En noviembre, se publicó un estudio sobre el uso de la vitamina D, y concluía que entre los pacientes hospitalizados con COVID-19 grave, la suplementación con vitamina D fue segura y aumentó los niveles de 25-hidroxivitamina D, pero no redujo la duración de la estancia hospitalaria ni ningún otro resultado relevante frente al placebo, por lo que este ensayo no respaldaba el uso de suplementos de vitamina D como tratamiento adyuvante de pacientes con COVID-19 (ver estudio). Otro estudio fiable confirmaba sin embargo que la vitamina D (calcifediol) reducía la mortalidad y los ingresos en UCI (ver estudio).

 

k) Kaletra: en algunos pacientes se ha usado Kaletra, una combinación de ritonavir y lopinavir que se usa como antrirretroviral del VIH (virus que causa el SIDA). ALgunos estudios sugieren que no es efectivo en casos leves o moderados (ver noticia). La OMS también concluyó en octubre que no tenía efectos beneficiosos (ver noticia).

Bay Area Reporter :: Online Extra: Study: HIV drug not much help for  coronavirus

Fuente: Bay area reporter

l) Plasma sanguíneo con anticuerpos: otro tratamiento utilizado es el de transfundir plasma sanguíneo donado por pacientes con anticuerpos a pacientes convalecientes, con el objetivo de que esos anticuerpos transfundidos puedan atacar al virus. El Hospital de Albacete, entre otros, está haciendo ensayos con este tipo de tratamiento (ver noticia). Por el momento, algunos estudios sugieren que no ha habido grandes resultados (ver estudio), aunque en EEUU se asegura que redujo la mortalidad significativamente, dado que alrededor del 13% de los pacientes que recibieron plasma fallecieron, frente al 25% de los que no lo recibieron (ver noticia). En septiembre, otro estudio realizado en pacientes hospitalizados con la enfermedad, indicaba que no había diferencias entre los pacientes con el tratamiento y los pacientes del grupo de control a la hora de parar la progresión de la enferemedad, ni tampoco en la mortalidad a 28 días, si bien su uso pareció mejorar la resolución de la dificultad respiratoria y fatiga (ver estudio).

 

Fuente: infobioquimica.org

m) Tocilizumab (Actemra): este medicamento contra la artritis reumatoide también se ha provado en pacientes con COVID-19, y se cree que puede reducir la mortalidad en casos graves, según estudios en España (ver noticia), Italia (ver estudio) o Estados Unidos (ver noticia). Sin embargo, el 29 de julio, Roche informaba de que sus ensayos con actemra no habían demostrado beneficios en cuanto a mortalidad o mejora en su estado clínico (ver noticia), aunque seguirían ampliando el estudio. En febrero de 2021, un estudio informaba de que, combinada con dexametasona, puede reducir las muertes de pacientes que reciben oxígeno en un tercio o la mitad (ver ensayo Recovery).

n) Sarilumab: medicamento para tratar la artritis que también se está estudiando para tratar esta enfermedad (ver noticia).

o) Ruxolitinib: este medicamento oncohematológico parece resultar efectivo para hacer frente a la tormenta de citoquinas en casos graves (ver noticia).

p) Siltuximab: este medicamento, indicado para la enfermedad de Castleman también ha sido suministrado en pacientes con COVID-19

q) Baricitinib: otro medicamento contra la artritis, del que también se han realizado ensayos para ver su efectividad (ver noticia).

r) Anakinra: este antiinflamatorio se ha probado en hospitales para tratar la tormenta de citoquinas (ver noticia).

s) Interferones: se ha probado también este medicamento, ya que se descubrió que, esta sustancia natural producida por el organismo, era bloqueada por el SARS-CoV-2. Estudios han arrojado dudas acerca de si pueden facilitar el acceso del virus a las células a través de los receptores ACE2 (ver artículo). Sin embargo, los resultados de un ensayo clínico sugieren que el interferón beta podría reducir enormemente el número de pacientes con cuadros graves, hasta un 79% menos (ver noticia). También parece que mientras que el uso temprano, antes de los 5 días de hospitalización, de interferón-alfa 2b en casos graves, se asocia con menor mortalidad, su uso tardío podría tener efectos contrarios, además de no ser eficaz en pacientes con cuadros moderados o leves (ver estudio). La OMS también concluyó en octubre que no tenía efectos beneficiosos (ver noticia).

t) Avifavir: en Rusia se ha utilizado este antigripal, producido a partir del favipiravir, y según algunos estudios puede tener cierta efectividad (ver noticia). A primeros de agosto, científicos rusos publicaron un estudio no revisado por pares, en el portal medRxiv, sobre los ensayos que habían realizado en abril y mayo en siete hospitales del país. Sobre un total de 60 pacientes con neumonía severa o moderada, 40 recibieron Avifavir y otros 20 recibieron una terapia estándar (hidroxicloroquina, antibiótico, anticoagulantes). Tras cuatro días de tratamiento con Afivavir, el virus dejó de detectarse en 25 de los 40 pacientes tratados (un 62'5%), mientras que en el otro grupo de control, el resultado fue de 6 de 20 (un 30%). Y hacia el día 10, los porcentajes subieron al 90% en el caso de los tratados con avifavir, y al 80% en el grupo de control (ver noticia).

u) Ciclosporina: este fármaco se utiliza para prevenir el rechazo a un trasplante de riñón, hígado o corazón. Un estudio realizado entre 600 pacientes ingresados en el Hospital Univeristario Quirón Salud de Madrid entre marzo y abril, tuvo como hallazgo significativo que la supervivencia de los pacientes tratados con este fármaco fue mayor que la de pacientes tratados con otros fármacos, mostrando un 81% menos de probabilidad de fallecer. Los pacientes del estudio sufrían una afectación respiratoria importante, y por ello necesitaron ingreso hospitalario. No obstante se necesitarían más estudios para confirmar estos indicios prometedores (ver noticia).

v) Bamlanivimad: en noviembre, la agencia reguladora de medicamentos norteamericana, FDA, autorizó este fármaco, basado en anticuerpos monoclonales, diseñados específicamente para atacar al SARS-CoV-2, para el tratamiento de la enfermedad en casos de leves a moderados, en pacientes adultos y pediátricos de al menos 12 años, no hospitalizados, con alto riesgo de progresar a caso grave u hospitalización. Se aplica por vía intravenosa en centro hospitalario. Estos anticuerpos monoclonales se dirigen al RBD (dominio de unión al receptor) de la proteína S para impedir su unión al receptor ACE2. Los ensayos clínicos demostraron que reduce las hospitalizaciones en pacientes con alto riesgo de progresión grave de la enfermedad en las fases iniciales, pero no se ha demostrado beneficio significativo en pacientes ya hospitalizados o que requieren oxígeno.

 

Doctor receives new FDA-authorized coronavirus treatment Video - ABC News

 

w) Omeprazol: las fuertes inflamaciones intestinales que causan diarrea y vómitos en muchos casos, se tratan con este protector de estómago. Curiosamente, hay estudios que vinculan su uso diario con mayor probabilidad de tener COVID grave (ver artículo), dado que este podría viajar al estómago a través de la saliva, y este fármaco bloquea el ácido del estómago, que podría servir como protección contra el virus.

x) Piperacilina/Tazobactam (tazocel): este fármaco antibacteriano, indicado para neumonías graves, también se ha utilizado para el tratamiento de pacientes con COVID grave.

y) Colchicina: El Montreal Heart Institute (MHI) anunció en enero de 2021, que un ensayo clínico con colchicina, denominado COLCORONA, había proporcionado resultados clínicamente convincentes de la eficacia de la misma para tratar el COVID-19. Los resultados del estudio demostraron que redujo en un 21% el riesgo de muerte u hospitalizaciones en pacientes en comparación con el placebo. El análisis de los 4159 pacientes en los que se comprobó el diagnóstico de COVID-19 mediante una prueba de PCR nasofaríngea mostró que el uso de colchicina se asoció con reducciones estadísticamente significativas en el riesgo de muerte u hospitalización en comparación con placebo. En estos pacientes con un diagnóstico confirmado, la colchicina redujo las hospitalizaciones en un 25%, la necesidad de ventilación mecánica en un 50% y las muertes en un 44%. Este importante descubrimiento científico podría suponer que fuera el primer fármaco oral del mundo que podría usarse para tratar a pacientes no hospitalizados con COVID-19 (ver artículo).

 

También se están realizando ensayos clínicos con tratamientos que tratan de corregir la disfunción endotelial, como por ejemplo, fármacos dirigidos contra la angiopoyetina-2 (proteína implicada en la generación de nuevos vasos sanguíneos), y bevacizumab (anticuerpo que puede bloquear la activación descontrolada de células endoteliales).

En algunos países se ha experimentado también con dióxido de cloro, aunque después se suspendió la autorización de este tratamiento, pues no hay evidencia de sus beneficios y es potencialmente peligroso (ver artículo). La hipotesis es que el dióxido de cloro aumentaría los niveles de oxígeno en sangre, pero en realidad, expertos advierten de que esto es falso, y lo que sucede es que la sustancia oxida la hemoglobina, transformándola en metahemoglobina, que a diferencia de la anterior no puede transportar oxígeno, y esto a su vez llevaría a 'engañar' a los oxímetros, ya que podrían detectar la metahemoglobina como hemoglobina y dar una lectura equivocada de la oxigenación real de los tejidos (ver artículo).

De igual modo, en Australia, se especuló con el uso de ivermectina, un desparasitante sobre el que expertos que alertaron de su toxicidad a nivel neurológico (ver noticia). El 31 de diciembre, un estudio patrocinado por la OMS sobre la ivermectina indicaba una reducción del 83% en la mortalidad.

En el siguiente enlace puedes ver los tratamientos disponibles en España sujetos a condiciones especiales de acceso para el manejo de la infección respiratoria de la COVID-19 (ver tratamientos).

Como se ha visto con anterioridad, la enfermedad presenta una primera fase viral y una segunda fase inflamatoria (donde también pueden aparecer coagulopatías). Para tratar la la fase viral, se emplean medicamentos antivirales, y para tratar la fase inflamantoria, se recurre a antiinflamatorios.

Los antivirales han de usarse pronto, en la primera semana. Pero al ser un virus nuevo, no hay desarrollado ningún antiviral específico contra el SARS-CoV-2. Es por ello por lo que se probó a utilizar algunos disponibles contra otras enfermedades, como Kaletra (lopinavir-ritonavir), un antirretroviral empleado para tratar el VIH, que en laboratorio parecía que funcionaba, pero que finalmente se descartó porque no aportaba una solución y no se toleraba bien por los pacientes (ver noticia). También se usó masivamente la Cloroquina e Hidroxicloroquina, fármacos contra la malaria, que en laboratorio se mostraban activos contra el SARS-CoV-2. Es un fármaco barato que se empleó mucho en marzo, provocando también efectos secundarios no deseados, pero los estudios que se han realizado no muestran tampoco una clara evidencia sobre su eficacia. Posteriormente, comenzó a verse que Remdesivir, un fármaco desarrollado contra el ébola, pero que posteriormente presentó actividad contra otros virus (virus sincitial respiratorio, virus de Junín, virus de la fiebre de Lassa, coronavirus causante del MERS), y que finalmente fue menos efectivo contra el ébola que otros tratamientos. Parece que también puede ser efectivo contra el SARS-CoV-2, de forma que los resultados preliminares de un estudio sugieren que acorta el tiempo de recuperación en pacientes con neumonía grave. También en esta fase se ha usado la azitromicina, antibiótico que puede tener cierto caracter antiviral, pero tampoco hay nada publicado que respalde su eficacia contra la COVID-19. Sin embargo, en agosto se publicó un meta-análisis en la revista Clinical Microbiology and Infection, según el cual el tratamiento con hidroxicloriquina no reduce la mortalidad en pacientes con covid-19 y además se asocia con una aumento de esta cuando se usa combinada con el antibiótico azitromicina (ver noticia). Por tanto, tras la primera ola, parecía que Remdesivir podría ser el fármaco adecuado en esta fase, si bien estudios posteriores aparecidos en el último trimestre de 2020 también contraindicaban este tratamiento.

Con respecto a los antiinflamatorios, para fases inflamatorias, y aunque inicialmente la OMS no recomendó su uso dado que disminuyen la actividad del sistema inmune y pueden facilitar la infección, parecen esenciales los corticoides. Un ensayo clínico ha revelado que la Dexametasona, disminute la estancia media hospitalaria y la mortalidad en casos más graves. Además, en la COVID-19, cuando se produce la tormenta de citoquinas, hay una de ellas, denominada Interleucina-6 (IL-6) que potencia la inflamación. Es por ello por lo que tocilizumab o sarilumab, fármacos contra la artritis, empezaron a ser usados con aparentes buenos resultados, ya que anulan esa citoquina. Algunos profesionales creen que pueden ser más efectivos incluso que los corticoides, aunque tienen un coste prohibitivo en comparación con la dexametasona. Otros antiinflamatorios (anakinra, interferón gamma, imatinib) que también se están probando en ensayos. Se esperan también conclusiones sobre la eficacia del plasma con anticuerpos. Por todo ello, parece que bien dexametasona o bien los fármacos contra la artritis serían los más adecuados para esta fase.
 
Además de lo anterior, cuando se descubrió que el virus no solo era respiratorio, sino que también povocaba coagulopatías que dependiendo de su gravedad también pueden provocar un fallecimiento (trombos, ictus, tromboembolismos pulmonares, etc), se usa la heparina, anticoagulante, como prevención.
 
Un estudio publicado a finales de julio en la revista Nature, realizado por investigadores de EEUU y Hong Kong, apuntaba, tras un estudio realizado con 12.000 compuestos farmacológicos, a la existencia de hasta un centenar de fármacos prometedores contra el SARS-CoV-2 (ver artículo) (ver estudio). Entre los candidatos se encuentran:
  • Remdesivir, ya mencionado, que se usa contra el ébola
  • R 82913, fármaco contra el VIH
  • Astemizol, empleado en algunas alergias
  • Clofazimina, empleado en casos de lepra
  • DS-6930, medicamento para tratar la diabetes
  • ONO 5334, tratamiento contra la osteoporosis, que redujo el número de células infectadas un 72%
  • MDL 28170, fármaco indicado para el ébola, que redujo las células infectadas en un 85%
  • Apilimod, medicamento usado en la enfermedad de Crohn, que redujo las células infectadas en un 65%

 

Además de todo lo anterior, algunos grupos de investigación han propuesto una estrategia que podría ser efectiva, y consistiría en inyectar moléculas de ACE2 libres en la sangre (hrsACE2). Ya se ha comentado que la proteína espiga del virus se une a receptores de tipo ACE2 en las células, y aprovecha esa puerta de entrada para penetrar en ellas y replicarse. Al inyectar moléculas ACE2 libres, estas se unirían a las proteínas espiga de los viriones, evitando así que se unan a nuestras células y consiguiendo parar la infección (ver artículo).

Podremos curar la COVID-19 engañando al virus? – OSALDE

Fuente: TheConversation

 
Otra estrategia para "engañar al virus" que se está investigando, en concreto, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, es la posibilidad un spray bucal antiviral a basde de polisacáridos de tipo sulfato de heparano (moléculas con estructura parecida a las de heparina), pues el SARS-CoV-2, como otros virus, utiliza esos hidratos de carbono, presentes en la superficie de ciertas células, para adherirse a través de su proteína espiga y progresar en la infección. Este spray frenaría la infección al quedar formando una barrera en las cavidades buco-faríngeas, aunque no ofrecería protección a través de los ojos, que se consideran otra puerta de entrada al virus. Si finalmente funcionara esta estrategia de trampa señuelo, se cree que los resultados podrían adaptarse a otros virus emergentes, logrando protección contra potenciales futuras pandemias (ver noticia).
 
Y, en base a los hallazgos ya comentados de investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha, habrá que ver si los parches de nicotina pueden ser útiles para frenar el desarrollo de la enfermedad en fase inflamatoria.
 
En julio también se supo que investigadores de la Universidad George Washington de EEUU habían observado que la utilización de óxido nítrico, molécula antimicrobiana y antiinflamatoria, podría retrasar la progresión de la enfermedad al ser inhalado. Esta molécula ya había sido probada en el brote de SARS de 2003 (ver noticia).
 
Otro hallazgo interesante que podría abrir nuevas posibilidades de cara a un tratamiento efectivo es el que ha realizado un grupo de investigadores de Corea del Sur, según el cual, en los casos más graves de COVID-19, se encontró una alta concentración de la proteína denominada TGFBIp, por lo que se trabaja en conocer si se podría derrotar al virus inhibiendo esta proteína. Los primeros resultados fueron alentadores, pues el tratamiento con anticuerpos neutralizantes de TGBIp suprimió en pacientes graves la tormenta de citoquinas. Además, un aumento del nivel de esta proteína podría usarse como un biomarcador del diagnóstico de la gravedad de la enfermedad (ver noticia).
 
En agosto, bioquímicos y virólogos de la Universidad de Goethe (Alemania), lograron documentar las vías biomoleculares de comunicación intracelular de una célula humana infectada con el virus, que son una serie de interacciones en cascada entre proteínas y otras moléculas. Observaron en laboratorio que si se interrumpían esas vías de comunicación, el virus perdía la capacidad de replicarse, y por tanto, de extenderse a otras células, cosa que se conseguía con al menos cinco fármacos contra el cáncer, probados para tal fin. Habría que hacer más pruebas en personas humanas para comprobar su efectividad (ver noticia).
 
Como dato posiblemente innovador y destacable, el Hospital Universitario Torrecárdenas de Almería investigaba la eficacia del uso de unas camisetas diseñadas para minimizar los efectos del virus. Dicho uso sería complementario a los tratamientos farmacológicos. Estas prendas contienen unas fibras impregnadas con nanopartículas de cerámicas que emiten radiación infrarroja, y se había probado en otras patologías inflamatorias, ya que los infrarrojos mejoran la vasodilatación además de tener propiedades virucidas y antiinflamatorias, por lo que el paciente podría tener una mejoría más rápida (ver noticia). Sin embargo, es cierto que muchos científicos dudan de la eficacia de estas camisetas.
 
En septiembre, un grupo de científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (EEUU) consiguieron aislar lo que era la molécula biológica más pequeña que hasta la fecha lograba neutralizar completa y específicamente el virus. Se trata de un componente de anticuerpo, diez veces más pequeño que un anticuerpo completo, y se utilizó para construir un fármaco bautizado con el nombre de Ab8, que tendría un potencial terapéutico y profiláctico contra el SARS-CoV-2, según explicaban desde la propia universidad (ver nota)
 
Otro fármaco en fase de ensayo clínico es el carbonato de litio. El grupo de neurociencia traslacional del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur, Cibersam, comenzó a probar este tratamiento en pacientes muy graves con sintomatología de tipo psiquiátrico susceptible de ser tratada con litio, observándose que presentaron una rápida mejoría, pero no solo en la sintomatología anterior,  sino también en el cuadro provocado por el virus (ver noticia).
Carbonato de Litio - Composición, Propiedades, Usos y RiesgosAcidos,  Nitratos, Carbonatos …
 
A finales de septiembre, un equipo de investigadores dirigido por científicos de la Universidad de Washington anunciaron que dos tipos de anticuerpos humanos ultrapotentes, denominados S2E12 Y S2M11, aislados en pacientes que se recuperaron de la enfermedad tras haber sufrido un cuadro severo, podrían incluirse en un cóctel de fármacos para protegerse contra la COVID-19, ya que se ha probado con éxito en hámsters (ver artículo). Al analizar la estructura molecular de los anticuerpos, se observó que bloquean el virus, engullendo su proteína espiga. Y también a finales de este mes de septiembre, un estudio llevado a cabo en el País Vasco concluyó que la administrción, a dosis altas, de un glucocorticoide llamado metil-prednisolona, disminuía drásticamente la mortalidad y la necesidad de intubación en pacientes con neumonía por COVID-19, dado que los resultados del ensayo realizado mostraron una disminución de la mortalidad, o de la probabilidad combinada de muerte o intubación, de más del 60% en los pacientes tratados, en pacientes con inflamación y deterioro respiratorio (ver noticia).
 
Ya en octubre, cuando se produjo el contagio de Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, se conoció que había sido tratado con un fármaco aún en fase experimental, el coktail de anticuerpos monoclonales REGN-COV2 (versión sintética de anticuerpos, desarrollado por Regeneron), que reduciría los niveles del virus en pacientes no hospitalizados según los primeros datos, aunque los expertos se tomaban estos resultados con cautela. Los resultados de ensayos hablaban de que este fármaco tenía un mayor efecto en pacientes positivos que no habían creado altos niveles de anticuerpos propios contra el mismo, siendo efectiva incluso una pequeña dosis para una recuperación más rápida (ver noticia). El cocktail está compuesto por dos anticuerpos seleccionados para neutralizar al virus, de forma que uno procede de un paciente que superó la enfermedad, y el otro, de un ratón modificado genéticamente. Habría que distinguir los anticuerpos policlonales, que son una mezcla heterogénea de anticuerpos fabricados por el organismo de los seres vivos, que pueden reconocer distintos epítopos (porciones) de un antígeno (estos son los que estarían en el tratamiento con plasma de pacientes convalecientes), de los monoclonales, que se producen en laboratorio utilizando un cultivo celular, partiendo de una inyección del antígeno deseado en un animal, a menudo un ratón, y una vez que el animal desarrolla una respuesta inmune, los linfocitos B se aíslan del bazo del animal para producir el anticuerpo monoclonal deseado. Estos anticuerpos monoclonales solo reconocen un solo epítopo (es decir, tienen afinidad monovalente).
 
Gorka Orive on Twitter: "Tratamiento por anticuerpos: 1. Plasma del  convaleciente (muchos anticuerpos, muchos no neutralizantes). 2. Anticuerpo  monoclonal (1 tipo). 2. Cóctel de anticuerpos (Regeneron) (2 anticuerpos  neutralizantes. No compiten entre
 
En octubre de 2020, la farmacéutica española Pharma Mar informaba que uno de sus medicamentos, Aplidín, un fármaco anticancerígeno basado en la molécula plitidepsina, sería un medicamento efectivo para reducir la carga viral en la primera semana de la infección. En estudios realizados por la propia compañía (de ahí que algunos científicos sean recelosos de los resultados), entre un 80% y un 90% de los 24 pacientes hospitalizados que participaron en la fase 2 de los ensayos clínicos realizados en 13 hospitales de España, recibieron el alta en loas dos primeras semanas, y un 37% en la primera semana, según informaron los investigadores (ver video). Además, ningún paciente falleció. Si se confirman los resultados en la última fase de los ensayos clínicos, se podría convertir en un complemento a corticoides como la dexametasona, y podría comercializarse a nivel mundial en septiembre de 2021 según la propia compañía.

PharmaMar se dispara en Bolsa tras anunciar que su fármaco es 2.800 veces  más efectivo que el Remdesivir
Fuente: 20minutos

 

A finales de diciembre de 2020, científicos británicos anunciaron que un nuevo fármaco, desarrollado por UCLH (University College London Hospitals NHS Trust) y AstraZeneca, denominado Storm Chaser o AZD7442, podría evitar que alguien expuesto al virus desarrollara la enfermedad, pues conferiría inmunidad instantánea (anticuerpos inmediatos) contra la enfermedad. Este fármaco es un cóctel de anticuerpos que podría proteger entre seis meses y un año, y podría estar listo para la primavera de 2021. Incluye una combinación de anticuerpos monoclonales, creados en laboratorio, de acción prolongada, y están dirigidos a la región RDB de la proteína S del virus, que es la zona que utiliza para infectar las células a través de los receptores ACE2, por lo que los bloquearía (ver artículo).

En enero de 2021, médicos de Yepes (Toledo) aseguraban haber encontrado lo que parecía un tratamiento eficaz; una terapia con antihistamínicos y azitromicina, que había conseguido mostrar efectividad en pacientes mayores de 80 años sin tener que lamentar muertes ni efectos secundarios, según un artículo publicado en la revista 'Pulmonary Pharmacology & Therapeutics' (ver noticia). 

En febrero de 2021, un estudio realizado por científicos de la Facultad de Medicina y la School of Public Health de la Universidad de North Caroline, evidenciaba que el fármaco experimental EIDD-2801, administrado por vía oral, detiene la replicación del SARS-CoV-2 y evita la infección de células humanas, según se pudo experimentar en laboratorio con tejido pulmonar humano (ver estudio). El fármaco parece tener un efecto notable sobre la replicación del virus después de tan solo dos días de tratamiento, provocando una notable reducción de más de 25.000 veces del número de partículas infecciosas en el tejido pulmonar humano tras un día de tratamiento, y reduciéndose en un 96 por ciento a los dos días.  

También en febrero de 2021, un preprint sugería que el uso de Simvastatina, un fármaco que se emplea para reducir el colesterol LDL y el colesterol total, podría bloquear la activación endotelial inducida por la proteína N del virus (ver estudio).

Our study suggests that targeting on N protein may benefit to prevent or treat the pathogenesis and multiorgan injury in COVID-19 patients. By screening a natural microbial compound library containing 154 natural compounds, we identified simvastatin, an FDA-approved lipid-lowering drug, as a potent inhibitor of N proteininduced endothelial activation