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Última actualización: 26 de abril de 2021 

 

Otras medidas de prevención adicionales que se han sugerido, además de las medidas higiénicas, de desinfección, de ventilación y de mascarillas, son:

 

a) Distancia social: una de las medidas de seguridad más utilizadas y sencillas es la de mantener la distancia social. Durante la pandemia, las recomendaciones de distancia en nuestro país han ido cambiando; en marzo la recomendación era de 1 metro, posteriormente fueron 2 metros, y con el proceso de nueva normalidad en junio, se estableció como distancia de seguridad 1'5 metros. Y en otros países establecen una distancia de 6 pies, que equivale a 1'83 metros. ¿Cuál es la adecuada?. Pues si nos atenemos a los estudios que se han realizado, podemos concluir que a mayor distancia, menor probabilidad tendremos de ser alcanzados por las gotículas que emiten las personas que nos rodean, y por tanto, menos probabilidad de contagio. Son varios los estudios que sugieren que las gotículas pueden desplazarse más de 2 metros, por lo que incluso 2 metros pueden no ser suficientes. Es más, si la transmisión aerea es otra vía, porque el virus queda en el aire durante minutos (ver estudio), sobre todo en espacios cerrados con mucha densidad de personas y poca ventilación, cualquier distancia sería potencialmente insuficiente. Es decir, el distanciamiento social reduce el riesgo de contagio (a más distancia, menos riesgo), pero no lo elimina. Sí que reduciría el riesgo de transmisión por aerosoles en entornos abiertos o cerrados con ventilación, pues la concentración de los mismos es mayor cuanta más proximidad hay a la fuente emisora.

Fuente: Scientology.es

Por tanto, la distancia social debería entenderse como un factor que reduce la posibilidad de sufrir un contagio, pero no la impide al 100% a no ser que sea lo suficientemente grande, pero solo en espacios abiertos o cerrados con poca gente y buena ventilación.

Además, las recomendaciones de distancia social varían, puesto que si se está corriendo o desplazándose en bicicleta, las distancias deben ser mayores, puesto que nos movemos a más velocidad y abarcaríamos el lugar del espacio donde podría haber gotículas emitidas por la persona que fuera delante antes de que cayeran al suelo. Algunas recomendaciones hablan de 10 metros corriendo y 20 en bicicleta (ver artículo).

Fuente: NIUS

 

Las conclusiones de un estudio publicado en agosto, basado en un modelo matemático de dispersión de gotículas, ponían en duda la efectividad del distanciamiento social (ver artículo). El estudio sugiere que es extremadamente complejo predecir cómo se propagan estas gotas, y en el caso de las gotas pequeñas, hay dudas de si son capturadas por EPIs, por lo que se proponían sistemas de extracción de aire como alternativa. Y además, investigadores del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y de la Universidad de Oxford, indican que 6 pies (1'8 metros aprox) no es una distancia mágica para evitar los contagios, sino que habría que tener en cuenta otros factores, como la ventilación, la gente en el lugar, el tiempo de exposición, si las personas llevan mascarillas... (ver artículo).

b) Guantes: el uso de guantes puede ser interesante si vamos a manipular superficies que pueden estar contaminadas con alto índice de probabilidad (por ejemplo, los botones de un ascensor de un lugar público, los tiradores de un contenedor de basura, etc). Pero el hecho de tocar guantes no significa que no debamos extremar las precauciones, ya que los guantes pueden estar contaminados y si tocamos cualquier otra cosa con ellos, podremos contaminar otras superficies. Y por supuesto, debemos evitar tocarnos la cara con ellos. Debemos evitar por tanto que los guantes nos creen una falsa sensación de seguridad.

También es esencial el proceso de extracción de los guantes, porque si no se hace con extremo cuidado, podremos contagiarnos. En el siguiente vídeo vas a ver cómo se hace correctamente (y por supuesto, tras quitarlos de forma segura, lo adecuado es un buen lavado de manos):

  

c) Gafas de protección: Dado que los ojos se consideran una importante vía de entrada del virus (ver noticia) que habitualmente no es tenida tan en cuenta como la nariz o boca, el uso de gafas de protección que ajusten completamente a la superficie de la cara puede ser esencial, en especial, en entornos con alta probabilidad de estar contaminados, como por ejemplo los hospitalarios. Una idea de la importancia de esta protección puede darla la recomendación del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC), que insta a todos los sanitarios a utilizar protección ocular, además de mascarilla, en cualquier encuentro con pacientes, incluso aunque no sean sospechosos de COVID (ver comunicación).

 

d) Pantallas/viseras: las viseras de protección también pueden limitar la transmisión del virus, pero no sustituyen a mascarillas o gafas de protección, ya que dejan un espacio libre entre la cara y la propia visera, por la que podrían entrar unidades del SARS-CoV-2 por vía aerea o por gotículas. Además, se recomienda siempre su uso combinado con mascarilla. De hecho, el gobierno suizo, tras comprobar que gente con pantallas pero sin mascarilla se contagiaba, lanzó una advertencia sobre su uso (ver noticia). Hay estudios que demuestran que mientras que pueden ser una barrera efectiva contra gotículas, no lo son tanto para prevenir contagio por aerosoles (ver estudio).

 

 

En diciembre de 2020, un estudio basado en una simulación por ordenador alertaba de que podrían no proteger ni siquiera contra las gotas de una persona que estornude a un metro de distancia, ya que dicho estornudo podría pasar incluso por el borde de la pantalla, y si la persona está inhalando sin mascarilla, podría contagiarse, según expertos. En este vídeo puedes ver esta situación.

 

Esto contrastaba con lo que mostraban otras simulaciones en 3D, pues en principio se pensaba que estas protecciones eran realmente efectivas contra las gotículas expulsadas violentamente por un estornudo (aunque no frenan los aerosoles).

Y en esta otra simulación en 3D, puedes ver como cuanto mayor es la superficie de la pantalla, más efectiva puede ser contra esas gotículas.

 

e) Rastreo: una vez acabado el confinamiento de la población para mitigar los contagios, se comenzó a emplear la figura de los rastreadores, profesionales sanitarios que se encargan de buscar a todas aquellas personas que hayan podido estar en contacto con un nuevo positivo confirmado, y así poder adoptar las medidas necesarias (cuarentenas, pruebas PCR a los contactos para confirmar posibles contagios, etc). Estos rastreadores están incorporados en equipos bajo la supervisión de epidemiólogos, y el objetivo es poder controlar mejor los rebrotes que van surgiendo después del confinamiento. No obstante, hay polémica sobre si el número de rastreadores es el adecuado o no, y algunos piensan que si los rebrotes cogen fuerza, no habrá suficientes (ver noticia). Los rastreadores, si bien suponen una herramienta necesaria pues pueden contribuir decisivamente a frenar contagios, también pueden tener ciertas limitaciones, no solo por una insuficiente ratio de casos positivos por número de rastreadores, sino también porque puede haber brotes iniciados por casos leves o asintomáticos, que no son detectados, y puede haberse propagado el virus bastante antes de detectar el primer positivo. En este enlace puedes ver la Estrategia de Detección Precoz, Vigilancia y Control de COVID-19 diseñada por el Gobierno de España, y cómo los rastreadores tienen que actuar ante los contactos estrechos que hayan tenido los pacientes con PCR positiva. Otro factor fundamental es el periodo de tiempo según el cual los rastreadores deberían vigilar los contactos estrecho de un positivo. En un inicio, la OMS recomendaba comenzar el periodo de búsqueda de contactos estrechos 2 días antes del inicio de síntomas, pero la evidencia científica cambió y se sugieren más días, ya que la contagiosidad comienza a subir desde el día 6 antes de los síntomas (ver artículo).

 

Es importante saber que una persona puede tener que esperar algunas horas o días desde que se le toma una muestra para la PCR, hasta que obtiene el resultado. Durante ese lapso de tiempo, debe permanecer aislada, antes de saber el resultado. Si se confirmara un resulado de PCR positiva, debe aislarse 10 días, y los rastreadores deberían buscar a un contacto estrecho, pues deberían realizar una cuarentena de 14 días. Un contacto estrecho es una persona que ha estado con un caso confirmado durante al menos 15 minutos, a menos de 2 metros y sin mascarilla ambos, hasta un máximo de dos días antes del inicio de síntomas del contagiado o del diagnóstico si es un caso asintomático. En el caso de personal docente, sanitario, y cuerpos de seguridad, desde el mes de septiembre, bastaría una PCR con resultado negativo para romper esa cuarentena, no estando obligados a permanecer 14 días como en los demás casos. Las personas en contacto con un contacto estrecho en cuarentena, no serían a su vez contactos estrechos (y por tanto, no tendrían que guardar cuarentena), a menos que se confirmaran con PCR positiva.

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Con respecto al tiempo de cuarentena de los contactos estrechos, que inicialmente estaba establecido en 14 días, en septiembre se redujo a 10 días, teniendo el visto bueno entre diferentes miembros de la comunidad científica, aunque también existían algunas voces discordantes, entre ellas, las del investigador catalán Oriol Mitjá: señalaba que en un estudio denominado JoEmCorono, de entre 2250 personas que estuvieron en cuarentena y desarrollaron la enfermedad, un 22% tivieron síntomas en los 7 primeros días, un 45% entre lo días 8 y 10, y un 31% más allá del décimo día, por lo que no parecería una buena idea si casi un tercio de las personas en cuarentena pueden desarrollar síntomas más allá del décimo día.

Algunas personas creen que un rastreo retrospectivo hacia atrás sería más efectivo que el rastreo convencional. Con el sistema de rastreo utilizado desde la primera ola, se cree que la persona contagiada cuyos contactos estrechos siguen los rastreadores, tendría pocas opciones de haber transmitido de manera efectiva la enfermedad, en base a esos estudios que señalan que en torno a un 80% de los casos casi no propagan el virus. Pero que, sin embargo, la persona que le contagió a él pertenecerá probablemente al 10% o 20% responsable del 80% de los contagios, por lo que podría haber provocado más contagios y podría ser más efectivo identificar a la persona que contagió a ese caso positivo, y buscar sus contactos, que buscar todos los contactos de todos los casos positivos. Este rastreo hacia atrás debería identificar los contactos de un caso confirmado hasta dos semanas antes del positivo, aunque este sistema tendría sus limitaciones, pues exige mucho trabajo y además mucha rapidez. Además, hay expertos que dicen que este tipo de rastreo sería inviable cuando haya transmisión comunitaria.

f) Apps de Rastreo: algunos países han utilizado apps de rastreo, para localizar la gente próxima a los positivos, si bien aquí hay una clara interferencia con la privacidad de las personas, haciendo que se convierta en una posibilidad controvertida. La cuestión sería poner todo en una balanza y ver qué compensa más. Las reticencias de muchos usuarios que no quieran ceder ni un ápice de su privacidad, jugaría un papel en contra de la efectividad de estas aplicaciones, ya que son más efectivas cuanta más gente las utilice. Algunos estudios incluso dudan de su efectividad (ver artículo).

Son varios países en los que han sido ya utilizadas, como por ejemplo, Corea del Sur, Estonia, o Singapur. En este último país se utilizó una app denominada TraceTogether, que intercambiaba mediante bluetooth información con otros usuarios que estaban en un radio de menos de 2 metros, de forma totalmente transparente al usuario. Si un usuario enfermaba de COVID, compartía su información con las autoridades y la aplicación avisaría a las personas que estuvieran dentro de ese radio de 2 metros, de forma que podrían estar alerta y realizarse pruebas y ponerse en cuarentena, contribuyendo esto a romper las cadenas de contagios. Sin embargo, también hay países que han desistido finalmente de usarlas, como el caso de Noruega (ver noticia).

 

 

En España se estuvo probando la app Radar Covid en La Gomera durante los primeros meses de verano, una aplicación contra el coronavirus creada por el Gobierno de España que estuvo en fase de pilotaje en esta isla (ver noticia). Tras el mismo, a finales de julio, se puso a disposición de todas las Comunidades Autónomas, señalando que había identificado el doble de casos que los rastreadores manuales (ver noticia). En principio estaría a pleno rendimiento en todo el territorio nacional el 15 de septiembre, pero en algunas comunidades aún se retrasó más su funcionalidad. Solo habría que instalarla y tener activado el Bluetooth en el dispositivo, y la identificación se realiza a través de unos códigos o tokens que permiten el anonimato del usuario para respetar su privacidad.

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Los enlaces para su descarga son estos:

 

A finales de enero de 2021, se informaba de que solo 36.375 personas habían comunicado su positivo en la app desde septiembre, una cifra muy baja en comparación con los casos que se habían dado (para entenderlo, ese mismo día, se comunicó una cifra de contagios diaria muy parecida). Por tanto, la inversión realizada hasta el momento no había dado muchos frutos, si bien cualquier caso positivo notificado contribuye a frenar cadenas de contagio (ver noticia).

 

g) Enjuagues bucales con povidona-yodo o cloruro de cepilpiridino (CPC): investigadores del grupo Etiología y Tratamiento de las Enfermedades Periodontales y Periimplantarias, docentes a su vez de la Universidad Complutense de Madrid, llevaron a cabo un estudio sobre el efecto del uso de colutorios con CPC, clorhexidina, povidona yodada y peróxido de hidrógeno. En un artículo publicado en la revista Clinical Oral Investigation concluyen que los colutorios bucales con povidona-yodo o CPC podrían ayudar a reducir la severidad de la COVID-19 y el riesgo de transmisión mediante un descenso de la carga viran en la boca de los individuos afectados, ya que existen muchas células con receptores ACE-2 en la cavidad bucal, especialmente en la lengua, y estos colutorios podrían prevenir la entrada del virus en estas células (ver artículo). No obstante, hay científicos que insisten en que no está suficientemente probada su eficiencia.

El Cloruro de Cetilpiridinio y el Covid-19 | El Boticario en casa

Fuente: El boticario en casa

 

h) Ejercicio físico: los hábitos de vida saludable siempre son aconsejables de cara a prevenir o superar posibles enfermedades, y esta no es una excepción. El ejercicio físico contrubuye a evitar la obesidad, que como ya se ha comentado, ha sido identificado como un importante factor de riesgo. Además, también es recomendable el ejercicio físico moderado (no intenso) para prevenir trombosis (ver artículo), y dado que la COVID-19 causa problemas de coagulación, puede ser una buena opción para evitar sustos en el futuro.

i) Alimentación: cuidar la alimentación también puede prevenir complicaciones. Hay estudios que recomiendan incrementar la ingesta de vitaminas C y D o zinc para fortalecer el sistema inmune (ver noticia), si bien este hecho tiene también sus detractores entre la comunidad científica. Para los enfermos, sí que hay unas recomendaciones alimentarias enfocadas a los trastornos que pueden sufrirse, como la pérdida de masa muscular y la pérdida de función respiratoria, recomendándose por parte de la Academia Española de Nutrición y Dietética, el consumo de frutas, verduras y hortalizas (por su riqueza en vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes y por su papel frente al estrés oxidativo ocasionado por la enfermedad), y proteínas de calidad (para mantener la masa muscular (ver artículo). También cabe resaltar que la OMS ha alertado de que el consumo de alcohol, perjudicial en general para la salud, es potencialmente peligroso durante la pandemia, porque compromete el sistema inmunológico de los consumidores y los puede hacer más vulnerables frente a la COVID-19, desmontando así mitos y bulos que circulaban por redes sociales que indicaban lo contrario (ver noticia).

j) Dejar de fumar: el tabaco, sustancia que de por sí provoca la muerte de más de 8 millones de personas cada año en todo el mundo según la OMS, es un factor de riesgo en el caso del COVID-19, y según la propia OMS, los fumadores tienen más probabilidades de desarrollar síntomas graves en caso de contraer el virus, en comparación con los no fumadores (ver declaración de la OMS). Pero, sorprendentemente, investigadores de la Universidad de Castilla-la Mancha indicieron en que si bien los fumadores tienen más riesgo de contagio, la nicotina del tabaco puede ser una sustancia que ayude a combatir la tormenta de citoquinas (ver noticia). Más tarde, en abril de 2021, se supo que determinados estudios que decían que el tabaco podía ser beneficioso estaban financiados por la industria tabaquera (ver noticia).

k) Mamparas de protección: en muchos lugares se han instalado mamparas de protección de metacrilato o similares. Estas mamparas solo serían efectiva para frenar el avance de gotículas, evitando así posibles contagios directos o contaminación de superficies. No obstante, en un entorno en el que todos lleven mascarilla, estas mamparas no tendrían utilidad, pues no frenarían la transmisión por aerosoles, y las gotículas se encontrarían con la mascarilla portada por el contagiado como barrera, de forma que no podrían escapar de ella si la mascarilla es adecuada y está cubriendo boca y nariz; en ese caso, sería imposible un contagio directo o la contaminación de superficies.

Mampara mostrador. Pantalla de protección. Separador transparente para  Farmacias, supermercados, recepciones, hoteles, tiendas y comercios.(Ancho  84 cm y Alto 100 cm) (Peanas color pino): Amazon.es: Oficina y papelería

Fuente: amazon

l) Desinfección de exteriores: La desinfección viaria en las calles también juega un papel fundamental. Otro dato curioso acerca de las posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías en la lucha contra la COVID-19 en este aspecto concreto, es el uso de drones para la desinfección de espacios abiertos. En España, la Unidad Militar de Emergencia (UME) ha probado estos dispositivos para desinfección viaria (ver noticia).

 

m) Análisis de aguas residuales: algunos expertos sugieren que el seguimiento de aguas residuales, buscando la presencia del virus en las mismas, puede predecir el comportamiento del virus en zonas locales, y detectar de forma temprana un aumento de casos, de forma que se podrían anticipar medidas para contener el avance de la epidemia. En octubre, se comprobó que los datos sobre las aguas residuales del SARS-CoV-2 coincidían con el repunte de los casos, como puedes ver en la siguiente gráfica (en azul la presencia en aguas residuales, y las barras grises representando el número de casos diario).

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En Madrid, por ejemplo, un mapa de la cantidad de SARS-CoV-2 en aguas residuales en la comunidad se está utilizando como indicador (ver web del Sistema Vigía).

 

n) Taffix: La biofarmacéutica Nasus Pharma comercializó a principios de 2021 este aerosol nasal en polvo, que según la propia compañía, bloquea la entrada de hasta el 99,99 por ciento de virus respiratorios, incluyendo el SARS-Cov-2, dentro de la cavidad nasal, durante un periodo máximo de cinco horas. Las pruebas de laboratorio con humanos sugerían que podía reducir el riesgo de infección en un 78%. A primeros de marzo fue retirado en las farmacias españolas por las dudas suscitadas (ver noticia).

o) Nanopartículas de cobre que inhiben el SARS-CoV-2: en febrero de 2021, se supo que el CSIC español había descubierto un material basado en nanopartículas de cobre que inhibe las proteínas del SARS-CoV-2, y bloquea su propagación.  El material patentado sería aplicable en recubrimiento de mascarillas quirúrgicas, tejidos de uso hospitalario, y recubrimiento de superficies de contacto (ver artículo).

 

 

Además de todo lo anterior, las investigaciones siguen en marcha, buscando nuevos elementos que puedan frenar al virus. En julio, un grupo de investigadores de la Universidad de Houston anunciaron que era posible el desarrollo de un filtro de aire capaz de atrapar y eliminar el virus (ver noticia).

Otras medidas de prevención, como el control de la fiebre con termómetros o cámaras térmicas/termográficas, no pueden considerarse efectivas, aunque sí complementarias. Hay que tener en cuenta que no todos los contagiados desarrollan fiebre, y que, los que la desarrollan, pueden contagiar antes de tener este síntoma, en periodo presintomático.

 

  

 

Según un estudio publicado en The Lancet, realizado en 16 países, las medidas más efectivas serían mantener más de un metro de distancia, usar mascarillas y usar protectores oculares. Se demostró que la distancia física reduce significativamente el riesgo de contagio, pasando de casi un 13% a menos de un metro de distancia, a menos de un 3% superando ese umbral de distanciamiento. Se comprobó también que las mascarillas reducen el riesgo de más del 17% a prácticamente un 3% con su uso, siendo las KN95/FFP2/N95 las que mejor protección brindan. También puede ayudar llevar los ojos protegidos con gafas u otros objetos protectores, ya que reduce el riesgo de un 16% a un 5,5%. (ver noticia).

Otro estudio, publicado en julio en PLoS Medicine, sugiere que si la mayoría de la gente simplemente se lavara las manos con regularidad, llevara mascarilla y mantuviera la distancia social, los contagios se reducirían drásticamente, incluso sin vacuna o tratamientos adicionales. Solo con estas tres sencillas premisas. (ver estudio). En el siguiente vídeo, puedes ver bien explicadas las recomendaciones básicas para reducir los contagios.

 

 

Las medidas de prevención son todas complementarias. Ninguna intervención por sí sola será perfecta, pero la combinación del máximo de medidas de prevención posible será lo más efectiva. Para entenderlo gráficamente, se usa el modelo de queso suizo, donde cada loncha tendría sus agujeros, pero la suma de muchas de ellas podría frenar la llegada del virus al organismo. Algunas de estas responsabilidades son a nivel personal (distancia, autoaislamiento si hay síntomas, mascarillas, higiene de manos, no tocarse la cara, limitar permanencia en espacios con mucha gente...) y otras serían compartidas (testeo y rastreo rápido, ventilación y filtración del aire, información gubernamental y soporte financiero, cuarentenas, aislamientos, vacunas...)

 

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